Llevo 20 años en la administración y como cualquier persona, he pasado por muchos momentos duros tanto a nivel personal como profesional, no lograba entender el porqué de ciertas cosas. En el ámbito laboral después de mucho tiempo de estar peleado con el mundo y de enarbolar la bandera de no se bien qué reivindicaciones, me he dado cuenta que la administración se mueve, y por mucho que se intente parar, esto no es posible y no solo se mueve para los ciudadanos, también se mueve (y de una manera mas exigente), para los empleados públicos. Desde la aprobación de la Ley 39 y 40 de 2015 no dejo de escuchar estas frases pronunciadas por compañeros, tales como: “siempre se ha hecho así” y “todo esto es para eliminar puestos de trabajo” , etc. Frases que seguramente llegué a pronunciar yo mismo en algún momento y todo porque tendemos a refugiarnos en lo que conocemos y no alcanzamos a comprender que muchos de los esquemas del mundo han cambiado. Ya estamos en lo que llamábamos futuro, pero viviéndolo con mentalidad del pasado. El sentimiento del servicio público sigue siendo el mismo, pero las formas y los medios para llevarlo acabo han quedado anticuados y esto no lo estamos logrando entender.

Tenemos que poner de nuestra parte de una manera decidida, interés, trabajo y mucha imaginación para adaptarnos. La adaptación o reciclaje es lo único que puede ayudarnos a encontrar una nueva oportunidad desarrollo profesional y para nuestra tranquilidad. No tiene que ser un inconveniente la edad, todo lo contrario ya que puedes aportar la experiencia de años en la administración.

La administración también  tiene que hacer un esfuerzo no solo aprobando leyes, tiene que dotar de medios para poder avanzar, formación y sistemas de reconocimiento al trabajo, dedicación e ilusión diarios de los empleados municipales y así la resistencia al cambio será menos.

La administración y la sociedad actual nos exigen estos cambios, por lo que el éxito personal está únicamente en nuestras manos, o somos sinceros con nosotros mismo y abordamos esta situación de una manera constructiva o, por el contrario, seguimos anclados en el pasado y en la queja diaria.